…En fin, tiene algo de ello, no he de negarlo, pero contenía más al menos antes de que Luis Fernández dejara de participar tan activamente y se fuera todo por la parte sexual.
En fin, siempre me ha inspirado la manera en que sus colaboradoras (Y él) plasman espontánea pero entretenidamente algunos aspectos de la vida. Quizá esa belleza sólo la vea yo, quizá estoy loca, quizá las noches sin dormir bien me estén afectando o sencillamente es que la inspiración siempre me fluye mejor después de medianoche, más aún acompañada de cafeína.
Cómo sea. Ahora, mi motivo de redacción es nulo, es simplemente capricho.
Me imagino caminando por la calle, con mis jeans desgastados, mis converses y el cabello alborotado, en una mano sujetando una edición de la revista, otra de un cómic bastante viejo de Batman, delineador políticamente incorrecto y un bolso que hace años debí cambiar.
¿Qué imagen doy al mundo? ¿Una de una adolescente rebelde más del montón, una universitaria (varias veces me han dicho universitaria) viajando a otro lado, una simple mocosa algo crecida con gustos extraños? No lo sé…no es relevante. ¿O sí?
Por el momento no. Ya veremos a que llego cuando la opinión de los extraños que no afectan en nada mi calidad de vida me perturbe, y por favor, en ese momento alguien pégueme un tiro.
En ese momento estoy caminando entre otros, pero no estoy entre ellos, ni con ellos. Sólo está el cuerpo.
La gran mayoría de las personas conocen lo que es tener vecinos, ver pasar frente a su casa a un chiquillo perseguido por otro, oír el desagradable ruido de al lado, fruto ya sea de peleas domésticas o mal gusto musical… la gran mayoría de las personas saben lo que es estar, al menos físicamente, ligadas con las demás personas, con el espacio, con el mundo.
Yo no.
Yo crecí rodeada de bichos silvestres, de perros que amé con el corazón, de árboles cuyo verdor dejaría loco a cualquier bolsa ecológica, de vida, de sonidos, de carencia de civilización, con algún visitante ocasional.
No podría decir que tengo vecinos, porque las casas cerca de la mía son meras estructuras que, en mi opinión, jamás pasarán de lugares de veraneo. Tengo que caminar quinientos metros para llegar a la carretera, y viajar en autobús quince kilómetros para ver lo más parecido a un pueblo. Aquí todos estamos aislados, pero yo, en la punta de una montaña, estoy casi tan aislada como a veces lo estoy en mi cabeza.
Quizá eso me haga tan paranoica.
Es decir, vamos, es también muuuy común temerle a la apocalipsis zombi. Pero al menos, a la sociedad en general le basta con asomarse en su ventana y ver que las cosas afuera siguen igual de jodidas que siempre, pero que al menos no hay nadie comiéndose al hijo de la señora Juana.
Acá no.
Al asomarme por mi ventana, veo una palmera, más allá, montañas. No puedo negar que esto me ofrece múltiples beneficios… paz mental, paisaje digno de un mirador, paz mental, inspiración, espacio para mí, paz mental, la posibilidad de tener perros grandes. Pero, viviendo en una casa blindada, en un ambiente tan alejado de todo, ¿no estaré también ignorante a cosas allá afuera?
Suena estúpido, pero, no podría decir tampoco que mi colegio es un lugar precisamente normal. La gente allí es una igual a otra, incluso más que en el resto del planeta, es como estar interactuando con animales, sin más cambio que el de una grosería nueva añadido a su escaso vocabulario.
Al salir, no puedo evitar fijarme en las facciones, miradas, expresiones de la gente, detallarlos como si de un estudio se tratara. Claro, eso me hace sentir muuuy rara, más de lo normal. No es extraño que me encuentre con una mirada huidiza ante tal escrutinio, aunque por lo general sea distraído.
Dejando las florituras disfrazadas de rodeo; Creo que me será difícil adaptarme al cambio, aunque lo desee con el alma, estoy segura de que cambiar de ambiente me golpeará como si salieras de un refrigerador a un desierto.
Seguiré con mi bolso viejo de múltiples colores, con mi delineado incorrecto, con mi escaso –más bien nulo- tacto al decir las cosas, con mi obvia aversión a llevar la camisa por dentro. Seguiré siendo yo, pero, será similar a salir de la pecera a un río caudaloso, porque en este lugar blindado, las experiencias nuevas son un placer que no debe pasarse por alto.
Aunque a lo mejor sólo estoy siendo exagerada, y en unos diez fines de semana, quizá incluso en el mismo colegio, vuelva a estar a las 1:52 am, escribiendo en la misma pc, con el mismo teclado y el mismo café, con el mismo gato durmiendo sobre el monitor, otra entrada sin hilo ni sentido inspirado sencillamente en el artículo de una revista que se acerca peligrosamente al exhibicionismo.
Ba-bye ~
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Amé ese texto, apesta pero por algún motivo, lo amé *-*
Me sentí Carla Tofano, OMG. (?)
Mierda, tenía tantas entradas largas, tengo tantas entradas que quiero publicar, tantas cosas que escribí/escribo inspirada por la falta de internet.
Pero entonces me quedaría sin lectores…o al menos sin los poquísimos que tengo por el exceso de texto. Así que tuve que elegir entre mis favoritas, y está quedó ganadora…
Bien, extraño a todo el mundo D: Extraño a Ale
¿A qué me he dedicado en mis días de aislamiento social? –lolqué-. He salido algunas veces, con mi mamá o con Carlos, o sola. Fui con Carlos al cine un par de veces. En mi casa, me dedico a hacer quehaceres por acá y allá, molestar al gato de mi hermana –en su imaginación, quien cuida al pobre bicho soy yo-, ver 390894983 los DVD’S de Naruto/Los Simpsons & por supuesto, a escribir. Mataría por una merengada de cambur, srsly…
Para no perder la costumbre de hacer dramas estúpidos (?), me gustan un par de personas. Tengo más posibilidades de ganar la lotería que de gustarles. LOL. No es algo que me afecte así como para llorar y escribir en un diario dedicatorias cursis que nunca entregaré, pero por alguna razón hormonal me irrita.
Whatever, por el momento estoy relajada, y eso que no me han faltado regaños por parte de mi mamá turururú ~
No me voy a ir al copérnico ♥ no merece la inicial en mayus, me dio asco el lugar, incluso más asco que miliceo actual, really.
Chismes, chismes… Nah, not really.
Pero tengo el cabello planchado y cosas con que fantasear. <3
Tengo ganas de ir a la playa, eso es rarísimo porque en general yo detesto la playa, detesto la arena, el SOL, GUACÁLA.
Estoy leyendo un libro llamado “La Biblia de Barro”. Aunque no es mi tema favorito –religión- y la redacción ES LENTAAAA, me interesa la arqueología, la historia de ese tipo, la manera en que describe la mujer, el hecho de que tenga retazos de la historia de Alemania, los campos de concentración…bueno, ¡es un líbro! *u*
No soporto a mi hermana pero da igual ~
Odio los cybers.
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